miércoles, 16 de mayo de 2012

Ausencia



Finalmente he aprendido mis lecciones y me siento a sembrar la tierra con agua y semillas. Me hago Magdalena por un momento y derramo el cabello sobre mis propios brazos cansados, llenos de polvo. No traigo aceites conmigo; apenas un sudor de sal que muere en mi cuerpo sediento de sí mismo.

Todavía no me acostumbro a la densidad de esta alquimia vieja que a nadie asombra a estas alturas; tengo manos torpes para el trabajo duro y creo que haría mejor intentándolo con los ojos cerrados, o el ombligo puesto en todo caso, por aquello de los nacimiento, el polvo, el final de la materia.

Intuyo que no es fácil esta cuestión de los milagros.

La orilla de la tarde está aquí, me encuentra caminando entre caracolas y algunas piedras albinas (estas las siembro en la ventana). Sin embargo de ellas no viene gran cosa,excepto arena y eco del mar, que ya se sabe, no significa mucho en estos días. ¿Cuál es, en verdad, mi espera?

Cada tanto me asomo de nuevo a la tierra, pero de ella sólo viene algo de aroma y sed. Otra vez mis manos torpes pelean amorosamente con un fuego que no entiendo y no termina: consume la tierra y todo cuanto la toca o escucha.

He aprendido mis lecciones. Ignoro que la playa se hace más amplia ahora que es noche sola y me digo que lo que necesito es beber un poco de salvia; no desde esta siembra ordinaria de mis manos, sino dentro de un árbol, a través de sus venas no andadas por el hombre, hasta llegar a la propia raíz de mi cuerpo: entonces veré los frutos.

Me quedo sin internet por un mes, será tiempo de recoger caracoles, perseguir atardeceres, soñar madrugadas, prolongar instantes... ¡qué más! Les dejo la foto del atardecer de ayer. Nos vemos a la vuelta... Saludos!

martes, 15 de mayo de 2012

Palabras Revista Literaria

Es un espacio que acaba de nacer, y celebra lanzando el Primer Certamen de Relatos "Musas de la Noche". Yo ya mandé mi propuesta :) El concurso cierra el 30 de mayo y anuncian los ganadores el 15 de junio.

También están recibiendo escritos para publicar luego en el primer número de la revista.

Aquí está el enlace: Palabras Revista Literaria

lunes, 14 de mayo de 2012

Premio Liebster Blog

Muchas gracias a Lola y Malu de Blink! por incluir mi espacio en Premio Liebster Blog!



Este premio está diseñado para ayudar a difundir blogs menos conocidos (con menos de doscientos seguidores). Cada ganador de esta mención pasa el premio a otros cinco blogs más. Hoy se lo paso con mucho gusto a:

Souleland -un espacio dedicado a la fotografía, mantenido por la simpática Valeria.

Álter Alma -en este rincón se respira puro calor y se va uno con una sonrisa, toda la magia tejida por Alma.

Chica Paraíso -arte, notas, amistad, cartas por todo el mundo, qué más se puede pedir. El blog tiene el nombre de su dueña.

China Martino -no sé cuántos seguidores tiene, pero l@s invito a pasar a leer sus poemas, a veces muy divertidos, a veces crudos, todos únicos. Escrito por Realidad Ficcionada.

Cafés en Solitario -esta amante de los mininos es un alma dulce, cálida y hace unas manualidades con materiales reciclados dignos de mención. Recién recibió este premio hace poco, pero yo insisto :)

Una vez más, gracias al espacio Blink!

Buena semana para todos!!

domingo, 13 de mayo de 2012

la noche espera con frutas en la mesa

y licor en las fuentes

le da lo mismo el vacío de luna

yo en cambio
no soy como la noche

en mí el perfume anda a paso apresurado

eso de la calma no es fruto que crece,
al menos no en mis entrañas

a mí la luna me falta
a mí esta negrura me ahuyenta
y beso bocas como si las buscara

¿hay algo en mí que florezca?

yo no quiero más este oro insomne

este cuerpo que no cesa

siendo la madrugada tan oscura.

la niña y el mar


miércoles 09 de mayo: cinco semanas aquí, y la primera termina hoy. el clima es grato de día, hasta puede hacer calor dependiendo de lo que se haga al sol, como un verano fresco. a la sombra se pone un poco más frío y de noche ya todo el mundo saca el suéter. maya y yo nos vamos en el ferry a buscar más provisiones en la orilla porque el cálculo de comida para diez quedó corto. esta mañana quise arrastrarla hasta el faro, pero después de una hora de caminata todavía nos quedaba hora y media de subida empinada; no lo juzgué prudente a sus cuatro años. ayer exploramos aquí cerca y nos dimos un bañito de playa más bien frío, hice yoga, siesta, un poco de estudio. tenemos internet por una semana más; luego pasaremos un mes desconectados. no sé si postearé desde el teléfono...

viernes 11 de mayo: de acuerdo al plan maya y yo nos fuimos al centro a comprar comida para diez buzos hambrientos. no me gustó el pueblo para nada; tengo una fobia inevitable por los pueblos pequeños: siento que algo del más allá (¡o del más acá!) vigila a todos constantemente o que ocurren cosas extrañas en la noche, cosas que todos saben y de las que está prohibido hablar. regresamos en aguas menos plácidas que el lunes y le dimos un vistazo a los bungalows a donde vamos a mudarnos en unos días (y será el fin de los posts por un mes). he aquí la entrada. de una manera extraña, me gusta la vida de la isla. pero también me gusta la de la ciudad y no sé por cuál decidirme. y así voy con todo...

p.s. la foto es mía :)

feliz día de las madres

sábado, 12 de mayo de 2012

Ella tenía muchos nombres;


los cambiaba con la tierra que pisaba en las tardes (es que eso de empezar la vida con la mañana no le iba bien). Andaba en desorden, mirando un poco en el mar, un poco en el este (no importaba la hora) y a veces se quejaba, no mucho, de la falta de un susurro imperceptible de la brisa, así como lo escribían en los cuentos.

De día se ajustaba lo mejor que podía, como todo el mundo. Iba al trabajo (se tomaba un café con demasiada azúcar, aquello era atroz) y en general se diría que cumplía sus deberes. Claro que a veces también se distraía en esas horas serias, más que todo pensando en sus pájaros. Tenía muchísimos y siempre se le olvidaba en qué ramas los iba dejando colgados (pero sabía que andaban por ahí, no hay duda).

De noche la cosa cambiaba de color, y no lo digo porque el cielo se volviera negro o todas las sombras se juntaran encima de las cosas y no debajo de ellas como se sabe que pasa en el día, sino porque con su libertad, Ella perdía también ese mucho de magia que hace que todos la extrañemos tanto en esta esquina del mundo.

Así, casi bonita como era (y digo casi), no había quién pudiera cambiar la cosa esa de su ánimo triste cosido en los zapatos o en los ojos (los que la quisimos nunca nos pusimos de acuerdo en eso) y lo malo es que esto también pasaba en el día (la verdad es que sí importaba la hora). Alguna vez, a fuerza de tanto insistir con las preguntas, Ella dijo que no comprenderíamos y que no quería hablar más (es que los secretos tienen unos nombres muy largos).

Y bueno, yo no la volví a ver más después de cierta tarde más o menos igual a las otras de esta piquiña de no saber, excepto que esa vez no vino. Nosotros no sabíamos qué pensar. Habría encontrado algún charco suelto y querría devolverlo al cielo, se habría ido a vivir con alguno de sus pájaros, quién sabe. Lo que soy yo, me la imagino por ahí, buscando algún árbol con un hoyo muy grande (como a la altura de su boca) al que le debe estar contando todos, toditos sus secretos.

(Para Adriana)

jueves, 10 de mayo de 2012

me guardo los puñales



me guardo los puñales
y no los quiero de vuelta
camino los andares del agua
llego a esta orilla redonda
de arenas anchas, vacía de pájaros
aquí vestida
sirvo la mesa con uvas
reposo
mis huellas vienen conmigo.

domingo, 6 de mayo de 2012

andamos por la calle

ciegos, descalzos
y no por ello mendigos.

vamos danzando la música de la ira,
celebrando el demonio de la ciudad despierta.
bebemos el vino de la noche y en ella
nos llenamos de falsos espejos.

viene el olvido de la tierra
el dolor de las pisadas
la bestia viva.


sábado, 5 de mayo de 2012

"Dice Rilke


que todo comienzo es bello. Yo quiero comenzar hoy. Pero ¡qué gran humildad se necesita! ¡Sembrar en campo estéril, contando sólo con el azar! ¡la lluvia inesperada! La vida interior es un mundo maravilloso, a condición de que en ella nazcan y se muevan las cosas, o se reflejen las de afuera. ¿A qué profundidad misterios se encuentra esta mía que sólo pasa por instantes, tan caprichosa, tan opaca y tan rápida que ni siquiera pueda exprimirla yo misma en palabras?" 

-Teresa de la Parra

viernes, 4 de mayo de 2012

Jazz & Playboy


Tal vez me haya cruzado con una o dos revistas, pero nunca he leído una (¿hay algo que leer?)

Tampoco hubiera recordado (o sabido) el nombre de su fundador.

Hasta anoche que vi un documental en SBS: "Hugh Hefner: Playboy, Activist, Rebel"

Para mí este señor era el que estaba viviendo con las tres rubias en una mansión que según Vogue o alguna otra revista de moda, ya está en franco descenso.

Viva por la expansión de la mente.

Resulta que el hombre por allá en los 50, 60 y 70 fue un verdadero precursor que le dio espacio en su revista y sus programas de TV a todos los renegados de la época: gente gay, feministas, negros, gente de izquierda (¡comunistas!) Fue un activista que participó en el cambio de las leyes sobre el sexo en Estados Unidos (¡el castigo por practicar fellatio era doce años de cárcel!); también participó en los derechos civiles de la población negra (membresía en sus clubs para personas de color, patrocinio de Sammy Davis Jr. y otros músicos, festivales de jazz, entrevistas a Martin Luther King, debates abiertos con otros activistas, etc). Ni hablar de los derechos que contribuyeron a la liberación sexual femenina (las pastillas, el derecho al aborto).

Yo, de la generación de más acá sólo lo conozco por los excesos de las fiestas, la mansión Playboy, el avión, la extravagancia. Una de las feministas entrevistadas se lamentaba de que Mr. Hefner hubiera mezclado su vida personal con su vida profesional y se le conociera mejor por los excesos de la primera que los logros de la segunda. 

Sus palabras son ciertas para nosotros, los más jóvenes que llegamos al mundo después que la revolución estaba más que cocida y lo que quedaba era la fiesta. Hugh Hefner estaba atribuyendo el declive en las ventas de su revista a las campañas francamente destructivas del gobierno y grupos religiosos que quisieron encasillarla en la pornografía por allá en los ochenta. Supongo que en cierto modo tiene razón. Pero se le olvida ver que ya en esa época los problemas del racismo, la liberación sexual, y la Guerra Fría no eran tan controversiales como al comienzo de la revista. El trabajo estaba hecho. Ahora es misión cumplida, y sólo queda el bagazo de los excesos, el desnudo, el sexo franco, la fama. A estas alturas todos han olvidado el jazz.

estoy leyendo...


miércoles, 2 de mayo de 2012

maga

el sueño, este imperio a cuyas filas no puedo renunciar, ocurre en desorden, blanco y negro, a través de la ventana. hoy son niños los que me tocan el hombro: máscaras vienesas, la nostalgia corriendo río arriba, extendiéndose en los canales desnudos bajo el invierno. oh, la caricia de los sueños. este es un hechizo que no puedo deshacer y por ahora la invocación es más que suficiente.

martes, 1 de mayo de 2012

memoria

a veces intuyo este paraíso donde 

la tierra pare sus frutos 
como si no se tratara de un milagro

y me hipnotiza la imagen 
la desnudez

doncellas, fiestas de flores y aceites
frenesí y misterio, el pueblo dócil

cántaros de bronce
llenos de agua clara 

el mármol sin brillo bajo la luna.
el silencio.

temporada abierta



sábado en la tarde: y el té servido a la gente equivocada: al fondo un cuadro de manhattan blanco y negro: el bostezo del modernismo y las teorías sociológicas: el absoluto afuera: la experiencia de desconocimiento: de no-ser: de no-aprehender: de clarificar: sábado en la tarde: y este empeño en la mirada: se calma la lluvia: se duerme la tierra: se instala el otoño

Los sueños

nunca son absurdos: hay en ellos, si acaso, algo de cubismo al desmantelar las partes del todo cotidiano y armar un nuevo todo con las piezas sueltas. Así, a veces ocurre este diálogo matutino:

-Sabes que anoche soñé con un niño que era mío (pero en realidad no lo era, porque no tengo hijos varones) hablaba en otro idioma (que yo no entendía) y tenía otra cara (que era como aquella niña que vivía aquí el año pasado. Pero el niño era mío. Estábamos en una casa vieja que se parecía a la de mi infancia, aunque estaba en otro lugar que no recuerdo ahora

-Pero un momento... ¿a dónde va ese sueño, cuál es la historia, qué es lo que tratas de decirme?

Y es como una mancha de tinta en medio del cuadro, y hay que comenzar de nuevo.

La niña buena


Raras, rarísimas veces miro el pasado con ojos de nostalgia o arrepentimiento. Hoy es una de esas veces. La sesión de fotos de hoy me recordó mis tiempos de trabajar en visual merchandising y me hizo extrañar el diseño, las galerías de arte, la ciudad, la fotografía, miles de luces.

Hay días en que tengo mis dudas, mis pies en las dos canoas y no sé si debería retomar el diseño luego de una larguísima pausa de siete años. Luchar contra mí misma y mi percepción no tener en realidad talento o interés apasionado por el asunto. O si debería ir suavecita conmigo misma, seguir por la senda universitaria (segunda ronda) y continuar con los números que se me dan pecaminosamente fácil, hacer como el poema de Cortázar y decir:

No sabré desatarme los zapatos y dejar que la ciudad me muerda los pies,
no me emborracharé bajo los puentes, no cometeré faltas de estilo.
Acepto este destino de camisas planchadas,
llego a tiempo a los cines, cedo mi asiento a las señoras.
El largo desarreglo de los sentidos me va mal, opto
por el dentífrico y las toallas. Me vacuno.
Mira qué pobre amante, incapaz de meterse en una fuente
para traerte un pescadito rojo
bajo la rabia de gendarmes y niñeras.

Me siento un poco vieja, como que renuncio a la cosa. Por el otro lado pienso: los gustos cambian. La simplicidad me ha dado una vida más feliz; de eso no me queda la menor duda. Supongo que tengo mis días. Ha sido un sueño larguísimo mudarme de país, casarme, mudarme de país otra vez, tener una hija. Algo de fidelidad propia se queda siempre. Y escribo.

Rosita


La niña Rosita era más bien una adolescente larga y flacucha que todavía andaba por los montes jugando con tierra y limpiándose los mocos con la manga de la camisa. Iba a al liceo en la mañana, después de coger agua del río tempranísimo y llenar el tambor, cosa que le llevaba sus buenos cuatro viajes. A mediodía se iba a su casa, siempre a pie, y pasaba la tarde ayudando a su mamá en la casa o de visita donde la señora Juana.

Esa noche dejaron a Rosita ir a la fiesta sólo por ser en casa de una de las comadres de su mamá, y eso después de advertirle que tuviera mucho cuidado con esto y aquello: que nada de estar hablando con ningún muchacho, que eso es muy feo y usted está muy chiquita, que nada de andar mucho con Ligia que esa niña es muy disponedora, que no tanta torta que después se le empacha el estómago. Rosita fue bastante obediente (excepto en lo de Ligia) y volvió a su casa a eso de las siete, con la mala suerte de que la agarró uno de esos aguaceros del llano que en diez minutos dejó al camino hecho un lodazal.

La noche no era muy clara, pero Rosita conocía el camino y los relámpagos alumbraban el monte de cuando en cuando. Iba apuradita, no fuera a ser que la regañaran por la hora, y cuando ya estaba casi llegando a su casa, tropezó con algo largo y tieso ¿un palo? para venir a caer de bruces en algo terriblemente blando, grande, tibio y húmedo, todo al mismo tiempo. El algo, también sorprendido, soltó un larguísimo muuuuuuuuuuuu de pena. La noche se hizo tan clara en aquel instante de relámpago que Rosita pudo verse el sucio en las uñas, casi clavadas en la panza hinchada de la vaca blanquinegra, echada en medio del camino, vencida por los dolores del alumbramiento. En las mismas, la niña se puso de pie y siguió su camino más apurada que antes, aterrada de la pata y las ubres de la vaca y la severidad de sus padres. 

-¡Ay, mijita, mira cómo vienes que pareces un pollo! –le dijo la madre al verla y Rosita no contestó nada del puro susto- Y vienes amarillita, seguro que venías brincando por ese monte, ¿ah? Quién sabe qué habrás visto porai… pero anda, mija, anda y cámbiate que te me enfrías del pecho. Y después te vienes a la cocina, que te preparé unas batatas hervidas con mantequilla pa' que comas.

rebelión

también la luna calla y cuelga
tan hondamente

que habría que soñar todos los sueños

morir
de esta inmoralidad terrena
que se llama ser racional

habría que
recoger el polvo del camino
a pesar del frío, a pesar del asco

habría que aletear con las mariposas
agonizar con su dolor

velar este preludio.

Minerva insomne


El miércoles en la noche hubo un ventarrón tan malo que Troy no pudo hacerse a la mar y Mine estaba aterrada con el silbido en las ventanas. En un oportuno acto milagroso, del fondo de mis memorias infantiles, lleno de telarañas y deforme por el olvido, saltó heroico el pajarito de la patita quebrada:

Mine, ¿sabes que una tarde de tormenta un pajarito se paró en una rama donde había cera? Cuando quiso volar al rato, no pudo: se le había quedado la patita pegada a la rama. "Suéltame, rama" -dijo el pajarito. "No soy yo; es la cera que está dura y necesita que el sol la derrita" -dijo la rama.

Para no hacer el cuento largo, hubo llamados consecutivos: primero a la lluvia para que dejara de caer, luego a las nubes para que se fueran a otro lugar y de último al viento para que empujara a las nubes y dejara salir al sol. El viento lo hizo feliz de la vida (eso sí, esta parte la hice imitando el silbido macabro en las ventanas) y el pajarito se pudo ir volando. No sé qué le cambié al cuento original porque en esta versión no había de hecho ninguna pata rota.

Mine se rió y ni se fijó, pero a la hora de irme me pidió otro cuento sobre el viento.

¿Sabes, Mine, que una vez de la espuma del mar nació una princesa en una concha? Era mágica, así que cuando salió del agua estaba seca. Pero también estaba desnuda. Cerca de la princesa había una mujer con un velo que no estaba usando y lo tenía en la mano. Céfiro, que era el nombre del viento, lo vio y decidió hacer una travesura: sopló y sopló (con sonido macabro) hasta que el velo salió volando y vistió a la princesa...

Ah... la deliciosa licencia poética que otorga la maternidad...

Con intervención de Mine, Venus en su nacimiento terminó convertida en sirena. ¡Mi niña se durmió tan feliz!

No. 92

esas cosas absolutas

irreprochables

determinantes

como las sombras

como los caminos al monte

es mentira ignorarlas

callar esta noche que

la medialuna sigue allí

mutilada, un poco triste

insomne, paciente.

Los Hijos Infinitos


de Andrés Eloy Blanco

Cuando se tiene un hijo,
se tiene al hijo de la casa y al de la calle entera,
se tiene al que cabalga en el cuadril de la mendiga
y al del coche que empuja la institutriz inglesa
y al niño gringo que carga la criolla
y al niño blanco que carga la negra
y al niño indio que carga la india
y al niño negro que carga la tierra.

Cuando se tiene un hijo, se tienen tantos niños... (seguir)

Tierra de la Reina



Los eucaliptos extienden sus copas desordenadas en interminables hileras de troncos grises, casi blancos. Los eucaliptos secos, con sus troncos negros aún siguen de pie, imponentes por la innegable presencia de la muerte contra el cielo azul. La reina estaría desencantada de ver su tierra y sus gentes agrias, desdentadas, las comisuras de los labios vencidas por el peso de la vida árida.


Ajena al humo y el acero de una playa industrial semejante a La Guaira, regresa la niña de su fallida búsqueda de aventura. La carita triste y la quietud de su cuerpo apuntan en una sola dirección. Mami, no hagas ruido, me dice. Pienso en un poema de hace tiempo, decía algo como: tendríamos que agonizar junto con las mariposas (...) velar este preludio.

"Sydney Fox", por Albert Tucker

La parsimonia de los retratos, los años de historia, el silencio sacro de la galería: todo se quiebra con los pasos alegres y el canturreo de la infancia. La mirada de la muerte y Sydney Fox me asustarían más de lo debido si no me recordaran las serigrafías de Marilyn que hizo Andy Warhol. Almuerzo en el mar. Siesta. Termino Nabokov.


El día nos obliga al encierro más bien amplio de la biblioteca. Hay cuentos de sirenas, globos azules, cachorros perdidos. Hay niños blancos, hindúes, aborígenes, asiáticos: los hijos infinitos. Todos se ríen igual con el cuenta-cuentos que no estaba incluido en el itinerario. La niña hace un nido de papel crepé y pone un pollito falso en él, le da nombre, lo lleva con ternura entre sus deditos todavía regordetes.


En el Jardín Botánico la constancia de los bichos tropicales perturbando mi cuerpo me espanta y busco la seguridad del asfalto. Mis labios están en llamas. No encuentro bien qué hacer con mis horas mientras los hombres se hacen a la mar y las mujeres se dedican a tender las mismas camas, contemplar los mismos cuadros. Eventualmente llegan la noche y el festival. Veo dos cabecitas en la multitud, una rubia y una morena, abrazadas en la amistad al azar de la música y los fuegos artificiales.

Ausente


Al Faro



El parque es nuevo. Llegan el ruido, los juegos, los perros, la niña descalza que aún no entiende las estaciones. Arriba, abajo, la niña y su padre. Allá, acá, los perros y la pelota. El río está cerca, callado, cortina de una pareja que se acaricia. Esta tarde sólo se presiente el otoño a leves ráfagas. Otros años me he entristecido, pero la risa de la niña también florece en mi boca.
El faro es pequeño y tiene una historia corta si hablamos de blancos, pero es una cicatriz en el tiempo del sueño si nos hablaran los muertos. El otoño está en el acantilado hace semanas, hace frío frente al mar. La ciudad está lejos y callada, cortina del hombre que se va feliz con su pesca. Mañana es luna llena.


Esta tierra es vieja. ¿Cuánta muerte toma destruir una cueva? Un hueco en un hueco no es un concepto surrealista; es otra cicatriz que los ojos nuevos no ven. Río arriba volvemos sobre nuestros pasos en silencio. La niña y los perros están cansados, listos para la cena.

Flora


adiós a mi país


adiós a mi país, el de pueblos abajo
tamaño y caos creciente
balcones floridos
lluvias salvajes sobre cruces de palo

patios de viejitas mansas
que encienden una vela el lunes
por ser día de ánimas

perros vagabundeando
esquinas y caminos de tierra
niños anónimos, simplemente niños

adiós a mi país,
el de hombres caminando negligentes
a ritmo descontento
y mujeres desnudas
acostadas boca abajo a medianoche

luchando contra la última llamarada de vigilia.