miércoles, 19 de marzo de 2014

La Puerta, Magda Szabó

 Este libro me atrapó desde las primeras páginas con una garra feroz. La introducción es mínima, apenas un sueño de sudor frío, tras el que la autora confiesa sin mayor ceremonia:

"Fui yo quien mató a Emerence."

Así se establece la relación entre la escritora y Emerence: la conserje y señora de servicio, una anciana enérgica, orgullosa, inquebrantable tanto en la amarga visión que profesa de la vida, como en la pasión con que la vive. Su generosa actividad no conoce límites o discriminación ni entiende de rechazo o medias tintas.

El retrato de este personaje es eccéntrico, trágico, tierno, a veces divertido, y más que todo eso, sumamente humano, porque nos llega pintado a través de la escritora y su propia visión de lo que acontece. Magduschka describe a Emerence en relación a sí misma, consiguiendo el efecto de una imagen frente al espejo: ambas figuras se mueven al mismo tiempo pero en sentidos opuestos.

A ratos interpreté el libro como una excusa para revelar la naturaleza excesivamente reservada, a veces egoísta, de la narradora. El mensaje escrito es: "Emerence hace y piensa esto", pero entre líneas se lee: "cuando yo hago y pienso lo otro". La belleza de la confrontación entre ambos personajes es que, en un acuerdo tácito, toman turnos para ceder y perdonar a la otra en nombre de una relación difícil de definir y aceptar, y sin embargo preciosa para ambas.

Notablemente en varios pasajes, Magduschka hace alusiones a sus propios secretos, que nunca quedan revelados, al contrario de los de la desafortunada Emerence.

Hacia el final del libro, a través de un solo hecho, queda planteada la compleja dinámica entre la culpa, la capacidad de perdón y las limitaciones de la naturaleza humana. Los últimos capítulos son intensos y están llenos de extremos emocionales. De alguna manera el horror y la belleza se mezclan en el final de la vida de Emerence, dándole al hecho un tono casi épico. El uso simbólico de la imagen de la pañoleta me pareció de una fuerza contundente; muy pocas veces un libro me ha conmovido al punto de las lágrimas, tanto en fondo como en forma. La puerta es un libro impecable, que llegó a mi estante recomendado por el blog de mi gurú literario, Yossi, y diría que llenó por completo mis expectativas.

Magda Szabó es también una de las autoras que he leído para el reto Serendipia Recomienda, organizado por Mónica. El libro me llegó por sugerencia de Marilú en su blog Cuentalibros

domingo, 16 de marzo de 2014

algo así

a veces te contemplo
y el abandono de tu cuerpo me parece un capricho
el Marte de Botticelli, algo así,
hermoso de tan lejano
y me pregunto cuántos peces
cuántos corales y jardines inmersos
se esparcen por tu sueño.

a veces
te contemplo cuando hablas tu lengua ajena
y me sorprende el leve abrazo
la contundencia de tu pecho
hermoso de tan cercano
un pájaro
un pájaro que late cantando.

domingo, 9 de marzo de 2014

Ingenua

Quiero entender el silencio de los que callan y van a lo suyo en su esquina del mundo. ¿No escuchan que hay hambre, muerte y desesperanza en el presente y el futuro de sus hijos? Quiero entender la protesta de los que gritan y defienden verdades a medias. ¿Las ignoran o sólo miran al otro lado antes de dormir, sabiendo que han hecho bien hoy?

¿Qué es la paz, cuando el primer gesto es señalar el odio del otro?

Quiero entender la angustia, el miedo, el momento exacto en que el hombre abandona la palabra y levanta una piedra, empuña un arma y echa al aire su verdad con la muerte incluída.

¿Qué es la libertad de un hombre que se vuelve la opresión de otro?

Dónde está la aguja de la razón en este pajar, quiero saber, y como soy ingenua, quiero mostrarle al mundo un pecho abierto, un desnudo, una respuesta.

viernes, 7 de marzo de 2014

La broma, Milan Kundera

Los personajes, El Tiempo y el contexto histórico-geográfico se entrelazan magníficamente en una novela sobre la imperfección del individuo y la sociedad que lo rodea. La broma es la elaboración de un universo caótico y completo, en el que cada pieza tiene su lugar y momento exacto. Esta habilidad para recrear una historia con tantas ramificaciones, sin dejar cabos sueltos, ha reafirmado mi gusto por los libros de Milan Kundera.

La novela comienza con un grupo no muy cercano de amigos, que en su juventud se ve disuelto tras la decisión del Partido Comunista de expulsar a Ludvik de sus filas, a raíz de una broma política, escrita en una postal a su novia. Cada personaje se ve afectado de manera diferente y con la excusa de sus voces, Kundera logra hacer una disección del comunismo en Checoslovaquia para ofrecernos tres arquetipos ricamente justificados: el condenado (Ludvik), el desilusionado (Jaroslav) y el místico (Kostka). El discurso político-religioso-filosófico de Kostka es particularmente digno de mención, tanto por la tesis que desarrolla como por el fervor con que la plantea.

El castigo de Ludvik es constante y no termina tras la culminación de su condena. Desde la  voz de su pasado (mientras está en el servicio militar, cumpliendo trabajos forzados) se siente la desesperación del presente, la sombra siniestra del futuro. Una vez que Ludvik es libre y está aquí y ahora, en un futuro relativamente feliz e insospechado, se percibe el peso de un pasado gris, horrible, irrenunciable. Este manejo del tiempo se repite en los demás personajes, convirtiéndose en un elemento independiente, con derecho propio.

Al comunismo y al tiempo que todo lo cura y todo lo prepara, se une la historia individual de cada personaje, siendo Ludvik el eje central. Curiosamente, los hombres no padecen mayores dramas internos, excepto ser conscientes de su papel en el Tiempo y la Historia. Incluso es a través de las voces racionales de Ludvik y Kostka que el lector se hace una idea de la tragedia de Lucie. Con una historia tan triste, que le da continuidad y tensión dramática a la trama, me pareció muy curioso que Lucie no tuviera algunos capítulos narrados en primera persona, como los demás personajes.

El libro está desarrollado de manera tal que la inútil vileza que Ludvik demuestra al regresar a su pueblo natal por venganza, queda justificada y es hasta perdonable. Debo añadir, sin embargo, que la psique fabricada por Kundera es francamente cruel en su manipulación de la inocente Helena: Ludvik expone una horrible teoría de conquista que, para añadir a la barbarie, aplica a todas las mujeres, como si de un experimento químico se tratara y a mí me dejó muy mal sabor ese capítulo en particular. 

Eventualmente la redención de Ludvik llega, sin mayor heroísmo de su parte y a mí ese final empalagoso del olvido voluntario y súbito me dejó un poco insatisfecha. El ritmo es talvez un poco abrupto y obliga a lector a contemplar una interrogante al cerrar el libro, pero la pregunta no es ¿lo leería de nuevo?, porque la respuesta es sí.

miércoles, 5 de marzo de 2014

terrestre

poeta
¿se nos acabaron los ángeles?
¿cómo
si nos crece la esperanza en las sienes
y el amor vaga descalzo
un profeta en cada puerta?

olvidemos los puentes
el tiempo
qué importan los mapas

tu boca sigue cantando
el paisaje vivo de tu patria
el vértigo de sus mujeres desnudas

mi alma ha parido un niño
un pajarito
que aun así de leve
carga el peso del mundo en las alas
y se alimenta de mi pecho

debería bastarnos.

martes, 4 de marzo de 2014

Buenas nuevas

¡Hoy tengo motivo de mucha alegría! Los participantes del blog Adictos a la Escritura le han concedido a La tía Clarita el honor de ser el relato más votado de enero. Gracias a los que leyeron, comentaron y votaron. Estoy muy contenta con mi mención ¡y ojalá pueda mantener este ritmo de la pluma! Abrazos miles :)


En otras andanzas por la red, me he encontrado con el blog De palabras y letras y su reto "Leyendo a los clásicos". Yo no he podido resistirme y aquí está la lista de los que me propongo leer en lo que queda de 2014:

El extranjero, Albert Camus
Pedro Páramo, Juan Rulfo
El jorobado de Notre Dame, Víctor Hugo
Otra vuelta de tuerca, Henry James
La dama del perrito, Anton Chéjov

Veremos si me alcanzan estos diez meses :)