jueves, 16 de octubre de 2014

Domingo

Los cangrejos ermitaños corrían en un frenesí inútil, resbalando torpemente al borde de la mano abierta, o entre los dedos, sólo para ir a caer en silencio sobre la arena y ser recogidos de nuevo.

Los niños se habían cansado de los juegos ruidosos y permanecían agachados en la orilla, contemplando al pequeño ejército de prófugos, ajenos al suave esplendor de la playa, al atardecer mil veces reflejado en la superficie del agua.

La madre los observaba con la ternura condescendiente, casi triste, del que más sabe. Le resultaba desgarradora esta ingenuidad de los niños, esta capacidad de creer en la importancia infinita de un caracol.

-Malena, se te ha caído un plato.

Las palabras habían sido, tal vez, una oferta de tregua. Malena levantó la mirada para encontrar una cara hosca hundida en el periódico, sus páginas una vela imposible de izar. Vaya amargura, querer pelearse hasta con el viento. ¿Por qué no, simplemente, levantar el rostro y dejarse acariciar? Recogió el plato, sacudió la arena y continuó el resto de su tarea.

Eran unas manos largas las de Malena, hábiles en el arte de empacar el día con todas sus memorias, vestir criaturas, cepillarles el cabello, darles de comer, colocar los cangrejitos en el tobo y conservar la felicidad infantil por cuanto fuera posible.

Sólo el viento le sacaba a Malena las palabras del cabello suelto, alegre y de fiestas a pesar de la tarde. Los ojos de Diógenes la espiaban desde el periódico. Estaba hermosa entonces, así, parecía casi despreocupada, y aquellos labios rosa... ¿acaso no se cansaban nunca del constante rictus?

-Creo que estamos listos.

Era una voz plana que no quería decir otra cosa, de la que no se sabía si la tregua era una oferta aceptable. Se había puesto ya el sol y en la playa no quedaban sino las huellas; era hora de ir a casa y olvidar el domingo con su silencio. Buena cosa que los niños estuvieran cansados y finalmente se quedaran dormidos en el camino a casa. Eso era, después de todo, lo más importante.

14 comentarios:

  1. Taty, en pocas palabras que bien describes la dulce? monotonía de un domingo en una familia cualquiera, la soledad, a pesar de todo, las pequeñas rencillas conyugales, la inercia del seguir para adelante como sea, el amor hacia los hijos como una gran motivación de vida, te felicito, me gusta el lenguaje preciso, la economía en las palabras, la delicadeza conque las tejes...

    Un besote, amiga

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    1. María, gracias; eso era lo que buscaba comunicar a grandes rasgos, sin muchos detalles. Estaba, digamos, tratando de pintar un cuadro, y la complejidad del mundo interior de los personajes queda a la imaginación del lector :)

      He disfrutado encontrarte en la comunidad bloguera!

      Besos!

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  2. Que bonito Taty, escribes de maravilla...
    Un beso.

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    1. Gracias, Lidia.

      Yo escribo; tú haces. Me alegra que te animaras a la tienda, felicidades!

      Besos.

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  3. Inquietante, Tati. Me he quedado en el umbral de la vida de Malena, desconcertada yo, inquieta por ese mundo suyo tan fascinante y misterioso.
    ¿Era feliz Malena mientras estaban en la playa?
    Ya ves, Tati. Estoy empezando a preocuparme.
    Puede que me lo cuentes otro día. Lo estoy deseando.

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    1. tecla, como se lo decía a María más arriba, estaba buscando dejar esas preguntas al aire. No creo que Malena sea feliz, pero creo que la playa pudo haber sido un bálsamo.

      Nos leemos!

      Un beso.

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  4. Hay algo de realismo magico en esto taty, sugestivo más que explícito, eso me late a la par de lo que sobra por saber de Malena, su inquietud por esos momentos inciertos qué vendrán y su aprehensión por las pequeñas cosas del presente.

    Linda tarde!!

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    1. Bea, lo del realismo mágico me deja muy curiosa, sobre todo por no ser explícito...

      Más detalles, por favor :)

      El personaje de Malena me gusta mucho; me interesa mucho el tema de la infelicidad interna y me parece que la mujer es mejor exponente que el hombre: la mujer calla por el bien de los niños, por el bien de la armonía en el hogar, en cambio el hombre lo hace en menor medida. Intuyo.

      Besitos!

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  5. Qué introspección en el rictus de Malena, qué cadencia tan bien retratada del semi día que acaba la semana, qué manera de relatar las últimas horas de ese tedioso día, del fin que da principio a otro ciclo, magnífico taty. besos

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    1. El ciclo ¡diste en el clavo! La tarde en la playa no es sino un momento elegido al azar para esta ilustración; quería dar a entender que este tedio conyugal se viene repitiendo y los personajes no tienen el interés o la voluntad de romperlo.

      Estoy muy contenta con tu lectura :)

      Gracias por pasar, un beso!

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  6. Qué rato tan agradable leerte, y cómo me gustó A veces me visitan. Un placer enorme, de verdad. siento la tardanza en acudir, maldito tiempo. Un abrazo. Salud

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    1. Ismael,

      Me alegra que hayas disfrutado tu visita por acá, gracias por tu comentario y bienvenido :)

      Nos leemos, tiempo todavía hay.

      Saludos!

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  7. Me he acordado de Virginia Woolf y su "Al faro", inspirada en sus vacaciones: ocio, spleen, soledad...

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    1. María, es que los personajes de Virginia Woolf son un ejemplo perfecto de vida interior en el marco del día a día con familia!

      Ya quisiera yo :)

      Un beso!

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