Se decía en la casa, a veces con tristeza, a veces con orgullo, que a Mamá Fina la democracia de este país le había costado tanto la alegría como la cordura. No hablaba exactamente desde el día del derrocamiento y el único momento en que parecía sonreirle la mirada era los sábados, cuando se ponía en el balcón a cambiarle las flores al cesto y a pulir la bicicleta que había sido de su hija, la tía Clarita.
–Clarita –le decía Diego besándola en la asamblea del Frente Estudiantil– sé mía, luz de mi alma, vamos a casarnos, quiero que seas mi honorable esposa y honorable todo, y quiero tenerte... ¡pero ya! A mí este besarte sin tocarte y verte el cuerpo me vuelve loco, Clarita, no es pecado ni es inmoral cuando la gente se quiere, ¿sabes?
Ese noviembre le parecía imposible el discurso de Diego, con lo que sabían que estaba por venir. Temprano en la mañana ya se escuchaba por los pasillos:
—¡Muera la dictadura! ¡Aunque nos cueste la vida!
La fe en la humanidad después de la asamblea era contagiosa. A Clarita le temblaba la mirada, la voz, las manos. El Congreso de Cardiología estaba todavía tomado por los estudiantes denunciando las atrocidades del régimen, la ilegalidad del plebiscito convocado. Los más atrevidos protestaban en Plaza Venezuela.
—Clarita mía —le advirtió Diego entre la multitud del pasillo— vete a casa, esto se va a poner feo aquí; cuando las cosas se calmen te mando noticias con Lucía.
El fervor era una nube pesada, inmensa, difícil de ignorar y todos estaban impregnados: había abrazos, sudor, himnos, banderas, camaradería, besos entre amantes, ganas frenéticas de libertad.
–¡Seguridad Nacional! –gritó una voz comandante entre el batallón de negro.
–¡Nos daremos por muertos, pero no por vencidos! –respondió Diego en otro grito.
Clarita echó a correr con la multitud, en dirección a la bicicleta, cuando sintió una garra en su espalda.
—¡Pero mira la pajarita que me encontré!
El hombre la empujó dentro del aula con tal brutalidad que cayó y su cara quedó a escasos centímetros del piso. Se abalanzó sobre ella, menuda, delicada, Clarita porque todavía no era mujer, y la dominó con la fuerza y la urgencia de su sexo. Luego la sacó al pasillo arrastrándola por los cabellos, el vestido azul estampado con pequeñas flores rojas rasgado; sangre y semen corriéndole por las piernas. Hubo disparos, golpes, empujones, gritos en los que se mezclaban "salvajes", "atropello", "asesinos", "democracia".
Las garras negras de la SN eran eficientes; si en la lucha se les escabullía un estudiante, eran rápidas en reemplazarlo con el próximo al alcance. Clarita, empujada por la furia del instinto de supervivencia, fue una de las que consiguió escapar. Pedaleó con las fuerzas que no tenía, el cuerpo y el ama en trizas, forzosamente ajena al peligro de las armas, la cárcel y la muerte. No lloraba, pero le dolía terriblemente estar viva.
Ajena al estado físico de su hija, furiosa por haber pasado angustias, Mamá Fina la recibió con una sonora bofetada.
—¡En qué estabas pensando! ¡A ver si esta noche rezas y ves la luz, mira que los hijos ingratos que preocupan a sus madres se van derechito al infierno!
La tía apenas bajó la mirada, pero temerosa de Dios, Mamá Fina y la SN, no dijo nada de lo ocurrido.
La navidad de ese año fue miserable, no sólo por la falsa victoria del gobierno tras el plebiscito, sino porque Clarita había descubierto su embarazo. Ahora tomaba más riesgos que nunca y se iba en la bicicleta a menudo, a repartir volantes de la junta y mensajes clandestinos entre activistas, conciliados en el doble fondo de la cesta, bajo el ramo de flores. Usaba el disfraz de coqueta para regalar alguna si un oficial la interrogaba en el camino. A diferencia de aquel día en noviembre, le importaba poco si en ello se le iba la vida.
A principios de enero se le acabó el juego: Mamá Fina había descubierto sus escapes y había decidido encerrarla bajo llave y sin visitas. La tía no tenía manera de saberlo, pero por las calles corrían, incendiarias, cientos de mechas de bombas molotov, hechas de los jirones de su vestido azul y algunos otros: hubiera sonreído al saber que sus flores iban haciendo la guerra. A Clarita y a Venezuela les sobraron días de tumulto interno para decidir sus destinos, hasta la madrugada del 23 de enero de 1958, en que ambas habían sido liberadas.
A diferencia del país, Clarita no podía superar la desgracia que llevaba en el vientre. No se volcó a las calles a celebrar; ni siquiera pensó en Diego, sino que se fue en bicicleta hasta la Iglesia de Santa Teresa, con el cesto lleno de flores. La multitud agradecida a Dios era tal que no alcanzó a llegar al altar de la virgen, así que volvió a casa con su carga y la dejó allí sin más: una ofrenda informal de perdón. La tía Clarita, callada como siempre, se quitó la vida esa misma tarde y ya desde entonces Mamá Fina no ha vuelto a hablar.
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Este ha sido mi ejercicio para el blog Adictos a la Escritura. La idea del mes es utilizar la imagen dada e incluirla en el género determinado por el equipo del blog, en este caso histórico.
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Este ha sido mi ejercicio para el blog Adictos a la Escritura. La idea del mes es utilizar la imagen dada e incluirla en el género determinado por el equipo del blog, en este caso histórico.
Ojiplática me dejaste OoO Te tocó uno de los géneros más complicados y has conseguido bordar tu relato. ¡Genial!
ResponderEliminarGracias, Laura SB :)
EliminarSaludos!
Taty, es precioso, has tenido muy buena mano para escribir esto. Tengo una amiga muy amiga, que tuvo que huir con su hijito cuando el golpe de estado. Ahora ella ya tiene sesenta años, pero puedo entender todo lo que aquí cuentas. Es triste pero está muy bien escrito y trabajado. Perfecto.
ResponderEliminarMuchos besos.
Lidia, mi papá estaba en Caracas cuando el golpe, y aunque era pequeño, todavía se acuerda de la maravilla que era ver el acuerdo general, cuando convocaron a la huelga. Gracias por tus cometarios.
EliminarAbrazotes!
Me ha parecido muy buena historia Taty :) como de una imagen has sabido crear toda esta historia y darle un contexto más que histórico, muy representativo. Enhorabuena.
ResponderEliminarBesos
Ah es que esa imagen me hizo pensar enseguida en una muchachita inocente :)
EliminarGracias por tu comentario, un beso!
Hola Taty. Que historia tan triste, muy bien narrada y construida. Bien metida en la epoca, trasmite el espíritu revolucionario impregnado en el cambio politico. Pobre clarita y mama fina. Un beso. Felicidades por tu relato, has metido pero q muy bien la imagen en el mismo
ResponderEliminarGracias, Hada Fitipaldi. La verdad es que las pobres salieron muy mal de todo el asunto, a mí me da un poco de pena por ellas, pero me parece que la realidad tiende a ser esa :(
EliminarUn abrazo.
Me pareció genial tu relato!
ResponderEliminarRealmente fascinante, lo comencé a leer con tal de ver como era el tenor de los relatos históricos y no pude parar hasta que lo terminé.
Un gran abrazo!
Catapzia
Yo también disfruté mucho tu relato; María Antonieta es uno de mis personajes favoritos en la historia, su frivolidad y su tragedia no las supera nadie!
EliminarYo me entretuve mucho haciendo investigación; no me imaginaba que este género me iba a gustar!
Besos.
¡Qué triste! Aunque yo en temas de historia internacional me pierdo, creo que los sentimientos que describes son los mismos en cualquier conflicto.
ResponderEliminarSí, lamentablemente es así. Quería darles un final feliz, pero salió así, tal vez porque es lo que llevo escuchando en las noticias por tanto tiempo.
EliminarUn beso, gracias por tu visita :)
Hermoso tu relato, dentro del dramatismo que encierra. Parecería que todas las luchas sociales tienen un denominador común : la brutalidad y las injusticias por las que tienen que pasar sus protagonistas.
ResponderEliminarUn muy buen relato Taty, te felicito : Doña Ku
Es así; en este relato quise pintar lo que pasó con la última dictadura en Venezuela, pero Clarita es un poco como las hermanas Mirabal de República Dominicana, y como ellas muchas otras de las que no se sabe ni el nombre.
EliminarUn abrazo!
Felicidades, me ha parecido un relato muy bueno. La historia, la narración, todo el conjunto es muy correcto y encaja a la perfección en el genero. Gracias por compartirlo. Saludo.
ResponderEliminarGracias a ti por venir a visitar. Debo decir que tu relato fue uno de mis favoritos :)
EliminarBesos.
Hola, me ha encantado el relato. Muy bien narrado y bien ambientado. Un relato duro y desgarrador que me ha sorprendido!!!
ResponderEliminarFelicidades!!
Me alegra que hayas disfrutado, Raquel. Por su naturaleza la verdad no se me hizo muy fácil escribirlo.
EliminarUn beso.
Enhorabuena, has sabido defender uno de los temas más complicados, el histórico. Desde ahora te iré siguiendo pues opino que escribes como los ángeles.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, José Antonio. Bienvenido al blog :)
EliminarCoincidimos en opiniones en algunos de los otros cuentos, te sigo también.
Saludos!
¡Un gran relato, me puso la piel de gallina!
ResponderEliminarComo dicen varios, te tocó uno de los temas más complicados y saliste triunfante como la mejor. Me encantó :)
Besito
Qué bueno que te gustó, Meli. A mi me sorprendió disfrutar el proceso de investigación :)
EliminarUn abrazote!
Buenas noches y mucho gusto :)
ResponderEliminarBello relato, una anécdota demasiado conocida y padecida por miles de mujeres alrededor del mundo, pero narrado con mucha calidad. Te felicito.
Un beso,
Ellora.
Hola, Ellora. Yo me temía un poco narrar sobre algo tan terrible y común; no sé si es un acto romántico de justicia querer rendirle homenaje a tantas desconocidas.
EliminarGracias por pasar y comentar.
Besos!
Hola, Taty!
ResponderEliminarUn tema duro, sufrido por muchos. Me llegaron los sentimientos de todas las partes. Muy bien narrado.
Besos!!
Gracias Patricia. Es un tema difícil, me costó tocarlo, y aquí está lo que salió.
EliminarGracias por tu comentario.
Besos!
Es un relato muy conmovedor y has sabido encajar muy bien la imagen y el género. Enhorabuena!!
ResponderEliminarUn abrazo!
Gracias, M.A. Un beso!
EliminarMe has cautivado desde el primer momento. Si acaso, aunque quizá el espacio no lo permita, me hubiera gustado una mayor descripción de los sentimientos de ella.
ResponderEliminarDaniel, de hecho me metí tanto en el cuento que terminé escribiendo un relato de cuatro páginas y lo tuve que cortar mucho para poder quedarme dentro del espacio que nos dieron :)
EliminarTal vez luego cuelgue la versión larga, que a mi me gusta mucho más.
Gracias por la sugerencia y el comentario :)
El tema es fuerte y te luciste con la narrativa. La conexión entre todos los puntos está bien manejada.
ResponderEliminarLo único es que por ahí se te perdió alguna palabra, o equivocaste una letra, las erratas que se presentan en lo que la idea llega al teclado.
Gracias por la observación, ya lo arreglé :)
EliminarLo estaba transcribiendo y me perdí algunas cosillas.
Saludos!
Felicidades por tu relato, me pareció muy emocionante, ademas de bien relatado, tiendo a aburrirme apenas leo unos cuantas lineas pero el tuyo lo leí de un tirón, saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Debora :)
EliminarEsta es la primera vez que hago un relato así de largo en el blog; comparto tu punto de vista, a mí también me resulta difícil leer textos largos en la red.
Abrazos!
Perfecto. En cuanto he empezado a leer, he descubierto que era del género histórico porque lo has sabido llevar a la perfección. Me encantó la narración y he disfrutado con la lectura un montón. ¡Un beso!
ResponderEliminarGracias Osnolaga, disfruté mucho experimentar con este género, no se me hubiera ocurrido nunca!
EliminarBesos!
Enhorabuena por tu relato. Está muy bien ambientado, y consigues transmitir los sentimientos del personaje a través de sus acciones. Excelente, un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Ana, las cosas tuvieron que terminar narradas con sus acciones; al plano psicológico no le quedó espacio.
EliminarSaludos!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPlanteaste una realidad que afectó a Latinoamérica durante muchos años y me hiciste creer dentro de la historia.
ResponderEliminarHermoso texto!
Por cierto, ya te sigo :D
Besotes!
Ciertamente, es una realidad muy nuestra que ha inspirado tantos libros y películas! Me alegra que disfrutaras el texto, a pesar de ser un tema archiconocido :)
EliminarBienvenida al blog. Nos leemos!
Un beso.
¡Muy bueno, Taty! Enhorabuena! A ver cuando nos dejas la versión más larga. Saludos!
ResponderEliminarGracias por pasar Gastón e invertir tiempo leyendo esto. A ver si coloco la versión larga en una pestaña separada el fin de semana.
EliminarAbrazos!
Muy bueno. 1 saludo
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarTe ha quedado muy bien este genero que no es muy fácil. :)
Buha! Gran ejercicio taty.
ResponderEliminarSin palabras, compañera. Felicidades.
saludos
Escalofriante y sobrecogedor. Tras la dulzura de narrativa que te caracteriza logras transmitir la impotencia de la época, simplemente me ha fascinado. Saludos.
ResponderEliminarMuy bello relato, bien narrado, como siempre.
ResponderEliminarTe felicito.
Un beso!!
Esto es un texto poderoso, impecable
ResponderEliminarquiero más!
besos
Gracias a todos, sus cr íticas y comentarios son bienvenidos!
ResponderEliminarBesos y abrazos!
Nos leemos :)
Me había tardado en leer el relato porque estaba esperando un tiempo de calma, para leer a mis anchas. Y ha sido fructífera la espera. Logras emocionar y hacer sentir al lector que está en medio de lo acontecido.
ResponderEliminarSaludos taty. Feliz domingo!
Gracias por tomarte el tiempo de leer este texto; los escritos largos siempre me resultan difíciles de leer cuando ando por la red.
EliminarGracias por el comentario. Un beso :)
Buen día!
ResponderEliminarQue te puedo decir? Sinceramente cuando elegimos imagen esta me pareció mas difícil y un tanto aburrida pero tu lo has hecho increíble. Es la primera vez que te leo y me has encantado!
Tu historia me parece genial. La he leído dos veces y no encuentro error alguno. Fascinante!
Gracias por compartir!
Besos.
Gracias por todos los comentarios tan positivos, es lo menos que puedo decir!
EliminarEstoy tan contenta de leer buen feedback, me llena mucho :)
Gracias por tu visita Nina, abrazos!!
¡Qué relato hermoso y desgarrador! Me inclino ante lo que escribiste, felicitaciones :)
ResponderEliminarGracias Lula, espero que disfrutes el blog. Te visito.
EliminarSaludos.
Un relato intenso, narrado de forma que conseguiste tenerme pegada a la pantalla, con el corazón en un puño y un profundo dolor, una ansiedad por saber qué pasaba con Clarita y, al tiempo, qué pasaba con el país, con la gente, y la familia de ella. Me gustaría saber qué pasó con Diego y también me hubiese gustado que te introdujeras más en la cabeza de Clarita, pero al tiempo me pareció bien cómo quedó, con una Clarita misteriosa y belicosa, rota por dentro pero sin demostrarse hasta el punto y final. Me encantó. Saludos.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Bess... esto me recuerda que aún no he subido la versión completa, en la que el personaje de Clarita está un poco más definido y se explica en dónde terminó Diego. A ver si consigo algo de tiempo!
EliminarGracias por pasar a leer. Un beso!
Está genial, es perfecto, precioso, no alcanzan los adjetivos para decirte lo mucho que me gustó. Una historia vieja y tan nueva a la vez, la compartiré (en enlace) en tuiter, espero no te moleste :)
ResponderEliminarSaludos!
Kroana, me honra que te haya gustado tanto que quieras compartirlo en Twitter. Claro que no me molesta, gracias por pasar estas palabras.
EliminarBienvenida al blog. Un abrazo :)
El relato está maravilloso, es duro y conmovedor.
ResponderEliminarGracias Déborah, eso era lo que buscaba transmitir. Nos leemos :)
EliminarUna vez leído y asimilado, es duro, duro y tiene fuerza, algo que caracteriza siempre lo que escribes debo decir que me parece brillante aunque no me sorprende viniendo de ti, la verdad. Un ejercicio, como tú lo llamas, magnífico, memorable. Un beso taty y enhorabuena.
ResponderEliminarEs un relato duro por su tema. Me ha sorprendido haberlo producido y más todavía el impacto que ha dejado en quienes lo han leído.
ResponderEliminarGracias por tus comentarios, me llenan mucho como creadora.
Besos.