Tanto el fondo como la forma son una novedad para mí —nunca he leído nada en un estilo remotamente parecido— y me alegra haberme acercado al libro con ingenuidad. He resistido documentarme e irle a poner un marco a la obra, llamarla anti-anti-post-modernista (le dejo los nombres a los académicos) o alguna cuestión así (ahora existe el anti-anti-arte, me enteré hace poco). Me he resistido a indagar en la vida de Tavares y explicarme lo del tema de la muerte con algún trauma infantil. He querido leer el libro desnudo, sin otra interpretación que la de mi propio instinto.
Bien, la muerte. Está pisándonos los talones, asomándose sobre nuestro hombro, lo tengamos presente o no. La vida es miseria; ésta no es lectura para temperamentos sensibles. Tavares lo deja bien claro y sin adornos a lo largo de este conjunto de cuentos (o fragmentos o fragmentos de cuentos, en eso todavía no me he decidido).
Una línea, un momento, un gesto mínimo en una historia aparece mencionada como una casualidad en otra y esta dinámica le da al grupo la unidad de un panal, cada insecto a lo suyo, tal vez rozando las alas de vez en cuando sin pedir disculpas y luego la muerte. Nótese que no existe espacio suficiente en las historias o personajes lo bastante desarrollados como para usar la metáfora de una ciudad o al menos las ventanas de un edificio, a pesar del aire urbano del texto. Tal vez el efecto se debe a la economía de palabras —llevada aquí al extremo en el "lirismo seco" de la prosa de Tavares, como lo pone la editorial— o a la ausencia absoluta de justificaciones, introspecciones, introducciones, transiciones, cierres.
El tema del presente se nos ofrece como en el trayecto de un tren que alterna túneles y exteriores a un ritmo determinado: sólo experimentamos el cuento en la inmediatez de una imagen concreta, a menudo punzante, y que pasa ante nuestros ojos a una velocidad en la que es difícil recurrir al prejuicio. Hay entonces un brevísimo momento para darle sentido (a veces sin lograrlo) y acto seguido aparece la próxima imagen, el próximo cuento, hasta que se logra construir un todo más bien imperfecto (cualquier parecido con la vida es pura coincidencia). No hay un punto de partida o un punto de llegada; sin embargo al final de la lectura queda la vaga sensación de haber hecho un viaje.
Mi impresión es difusa pero positiva. Tengo una esfinge en mi biblioteca —con todo lo que tiene de monstruosa— y qué cosa, necesito conversar con ella a pesar del riesgo de ser devorada. Agua, perro, caballo, cabeza me pareció bastante desconcertante, en el mejor de los sentidos. En el libro he encontrado una cajita de Pandora que en lugar de darme respuestas, me ha dejado preguntas y de alguna manera lo que hay de irresuelto en mí, en mi mundo y mi percepción de él, encuentra un recordatorio en estas líneas. Más allá de la literatura, ¿cómo se enfrenta uno a estos asuntos?
Los únicos libros que valen la pena llamar literatura son aquellos que te impulsa a cuestionar lo que tenemos por cierto. Los difícil, claro, es encontrar ese tipo de libros...
ResponderEliminarSuerte!
J.
Coincido contigo. Leo pocos autores contemporáneos porque me llevo muchas decepciones, raras veces estos libros me tocan, pero este caso prueba ser la excepción de la regla.
EliminarEstoy encantada con Tavares. Hay que indagar en el autor y en el lector también :)
Abrazos!
Me gusta el marco en el que lo encuadras, me parece valiente empezar por este libro, tienes mucho hecho para adentrarte en El Reino, la tetralogía, yo empezaría por Jerusalén, tengo reseña de Aprender a rezar en la era de la técnica pendiente de publicar, de este heos hecho una lectura muy similar. Besos :)
ResponderEliminarLa editorial sugiere que Jerusalén es el libro gemelo de éste, así que es el próximo que quiero explorar, y ahora con tu sugerencia más todavía.
EliminarLe daré un vistazo a tus reseñas; Tavares me intriga por decir lo menos y ya se me está haciendo muy difícil seguir resistiéndome a buscar críticas en la red :D
Esperaba tu comentario porque sé que lo has leído antes y me preguntaba tu opinión. Gracias!
Un beso.
Almadía es una de las mejores editoriales hoy en día, con propuestas excelentes.
ResponderEliminarTaty y punto! :)
Un abrazo.
Tendré que seguirles la pista porque me quedé muy impresionada con esta lectura, y me gustaría conseguir más literatura contemporánea de buena calidad sin tener que pasearme por el resto. Es que la vida es muy corta para malos libros! :D
EliminarUn abrazo Ulises, gracias por el dato :)