martes, 12 de junio de 2012

Después del Banquete, Yukio Mishima


Imagen tomada de Google Images


La primera vez que leí a Mishima fue por mi amiga Annabel, quien me prestó su edición de los setenta de La Perla y Otros Cuentos. El libro dejó una impresión profunda en mí; particularmente tres piezas. Muerte en el Estío es una bella pintura japonesa –hecha con palabras­– sobre la desolación humana y la continuación inexorable de la naturaleza. Patriotismo, a pesar (o debido) a su cruda temática cruda me dejó  preguntándome como puede hacerse poesía al respecto. En La Perla, a través de un suceso trivial, Mishima es capaz de resumir en pocas pinceladas una antesala a la complicada psicología femenina.

He aquí el logro de After The Banquet. Me maravilla que un hombre escritor pueda penetrar e ilustrar el mundo interno de esta mujer, haciéndola un personaje completamente creíble, del que uno de alguna manera se enamora. Kazu es, creo, una de mis heroínas literarias favoritas, que sin saber lo que quiere, logra a través de su intuición, su ingenio y su fuerza de carácter permanecer fiel a sí misma. Kazu no es lo que dice o lo que hace: es lo que no sabe sobre su ser interno.

A lo largo del libro Mishima consigue mantener el interés del lector en un lento crescendo que tiene su desenlace en el penúltimo capítulo. Todos los sucesos descritos, los paisajes, los momentos, están diseñados para comprender en toda su fuerza el largo silencio de Kazu tras sus ojos cerrados. Ese y no otro, es el momento clave de la historia. Creo que fue realmente allí, luego de unas doscientas páginas de lectura, que la complejidad de Kazu tomó forma y se hizo cautivante. Encuentro en Kazu una especie de Madame Bovary de la edad moderna, con sus propios motivos y su propia resolución. 

Otro ejemplo de la habilidad de Mishima para lo ilustrar lo “no dicho” es que en ningún momento se me ocurrió pensar en la entrada del Setsugoan, o como se vería desde afuera: El Setsugoan, a pesar de su carácter eminentemente público, es para mí el jardín, la vaga evocación de la habitación de Kazu, la luz de la tarde.  

Encuentro en Mishima un minimalista contundente y estaré comprando la tetralogía de El Mar de la Fertilidad –el día que Mishima terminó el último libro, cometió seppuku (suicidio ritual) a la edad de 45 años. * * * *

2 comentarios:

  1. Está muy de moda este autor, pero a mi de momento no me atrae en absoluto.
    Un beso Taty y felíz fín de semana.

    ResponderEliminar
  2. Me está pasando lo mismo con otro autor, ahora me dio por leer autores japoneses pero con Murakami... me cuesta mucho conectar.

    Feliz finde para ti también!

    ResponderEliminar