Viajó la flor desde su árbol madre, sin saberlo, sin entenderlo, sin importar, y quedó solitaria en la playa, destinada a echar raíces en un suelo de sal, regado tan sólo por las mareas.
Viajé yo desde una larga ira sin justicia, sin entenderlo, sin importar: igual los astros seguirán su curso, ajenos a la simbología que tan pródigas otorgan las soledades en sus silencios.
Y así, la flor y yo nos encontramos en una breve caricia, sin grandes pretensiones,
hermanas en una tarde cualquiera de julio.
el destino tiene caminos intrincados para unir a los seres en apariencia más disimiles.
ResponderEliminarque tengas un bonito fin de semana.
saludos.
Es lo que hace algunos días más llevaderos. Un abrazo!
EliminarQué bonito encuentro.
ResponderEliminarAjá, cambiar la ira por la poesía :)
EliminarLo bueno es que los distanciamientos aun cuando son sin justicia y sin entendimiento, pueden llevar a destellos como èste, maravillosos encuentros taty.
ResponderEliminarSuerte la tuya.
Abrazo.
Un abrazo para ti, Bea, por allá te visito.
EliminarNo será para nada novedoso lo que voy a decir, pero la unidad hace la fuerza.
ResponderEliminarAlgunas veces las frases hechas son por demás suficientes.
Saludos,
J.
Es que la verdad a veces se demuestra a sí misma, sin mucho debate. Un abrazo :)
EliminarAl final siempre se produce un encuentro.
ResponderEliminarSaludos.
Para alegría de los que merodeamos por la vida. Saludos!
EliminarLa vida encuentra siempre un resquicio por donde seguir adelante
ResponderEliminarY se le agradece :) Besitos, Jo.
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