lunes, 9 de abril de 2018

Lecturas de marzo

Nunca hablo del llano de mi infancia, tal vez porque no puedo traducir los nombres de El Silbón, María Lionza o Vicente Cochocho o palabras como sabanear, guásimo o cabrestrero; al menos no invocando el mismo sabor en los labios. Y digo esto consciente de que el tema de la nostalgia del inmigrante siempre me ha parecido cliché, forzado, cursi, lo confieso. ¿Qué es, entonces, esta incertidumbre del pulso que ha de escribir sobre mis lecturas de marzo?


Doña Bárbara me trajo el inmenso placer de la visita a los mastrantales; la superstición del llanero; la memoria de la sabana larga, larguísima en los días de lluvia. 

Sin embargo la trama, que gravita alrededor de tierras sin otras leyes que la corrupción, la ignorancia y el uso de la fuerza, me dejó otro sentimiento. El ambiente general de la novela y sus personajes me parecen decimonónico, o en todo caso del temprano siglo XX. Pero, ¿ puede decirse que sigue siendo esta la realidad? ¿Ha dejado de serlo en algún momento? ¿Doña Bárbara seguirá hablándole a las próximas generaciones de lectores en las escuelas o fuera de ellas? Me inclino a pensar que no, sobre todo después de ver de reojo la versión que hizo (destrozó, profanó)TeleSur... 

A pesar de que el tema está relacionado con la trinidad de corrupción, ignorancia y leyes ornamentales, en la colección de cuentos de Los Funerales de la Mamá Grande (escritos en tiempos más cercanos), Gabo tuvo la astucia de abordar el tema como un asunto histórico, ya ubicado en el pasado, y creo que eso le da a su colección de relatos mejor chance de supervivencia. Disfruté mucho con la ridícula pomposidad de estas tierras nuestras que, siendo no más que hatos cafeteros, bananeros y azucareros, soñaban con emular el lejano esplendor de los espejos del Palacio de Versalles. Mi parte favorita del relato, que le da título a la colección, es la enumeración del patrimonio moral de la Mamá Grande... y el hecho de que siendo una una matrona, es también virgen.

16 comentarios:

  1. Leí la colección de cuentos de García Marquez, incluyendo el que le da nombre a la colección. Lo que noto es que se presenta al personaje como apuestos a los personajes que el autor hace que no sean más próximos. El coronel Aureliano Buendía tiene sus defectos, innegables, pero el autor hace que parezca más defendible que quienes se oponen. Más que la Mamá Grande.

    No leí el otro libro.

    Un abrazo.

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    1. Eso es justamente lo que me gusta de sus, personajes, ese lado humano de defectos.

      Un abrazo.

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  2. a pesar de haber sido escritos hace ya mucho tiempo los temas que tratan estos libros (corrupción, ignorancia y leyes ornamentales) son muy actuales en sudamérica debido a que la clase política que nos gobierna ha devenido en mediocridad, angurria por el dinero fácil y bajo nivel intelectual.

    que vengan tiempos mejores.

    saludos.

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    1. Draco, supongo que el libro como metáfora funciona. Lo que continúo preguntándome es si la siguiente genración reconocerá a personajes como Mujiquita o la misma Doña Bárbara como posibles o siquiera cercanos, creíbles: me parece que traen un sello de caducidad :o

      Abrazos.

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  3. Lo triste es que esos libros puedan seguir siendo actuales.
    Besos.

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  4. En la llanura amazonica aun sovreviven esas costumbres

    Besos

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    1. Sería interesante darse una pasadita y confirmar. Soy una optimista.

      Abrazos.

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  5. Hola Taty, muy acertados tus comentarios.
    Un abrazo grande

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  6. Y, esa Máma grande, es una institución política, un establecimiento que colapsa, porque con la muerte de la Mamá grande, se viene abajo, una tradición del poder que se pasa de familia a familia. Un abrazo. Carlos

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    1. Me pregunto si lo que colapsa es la moda nada más, y el modelo anda por ahí de tacones y corbata viviendo en una mansión del Country Club. Abrazos!

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  7. Leì los cuentos de Garcìa hace mucho, el otro libro no lo he leìdo. Gracias por tu punto de vista tan ameno.

    ¿Estas leyendo Kafka en la orilla? tambièn lo leì, me gustò mucho por su paralelìsmo metafòrico de realidades.

    Feliz domingo.

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    1. Beatriz, sí, estoy leyendo Kafka en la Orilla. Me ha tomado algunas páginas agarrarle calor al libro pero ahora no lo puedo soltar, el hombre es un buen cuenta-cuentos. Ya después dejaré la reseña.

      Un gran abrazo.

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  8. En Marzo yo leí las poesías del escritor bosnio Izet Sarajlic: Después de mil balas. Impresionante. Un abrazo amiga.

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  9. Lo he buscado brevemente; me gustaría leer el canto de paz del que fue testigo de tanta guerra. Gracias por tu nota. Abrazos!

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