jueves, 5 de enero de 2017

Lecturas obligadas

"El verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soporta el modo imperativo."
-Daniel Pennac

Siempre necesito terminar mis libros una vez que los comienzo. De vez en cuando me he tropezado con uno que ha resultado un reto, sea por no entender o no disfrutar el fondo o la forma. En esos casos me he sentado a masticarlos como un niño mastica espinacas o berenjenas, hasta que consigo tragármelos (que no es lo mismo que saborearlos).

Ahora bien, acabo de pasar por una racha de lecturas, una tras otra, que no he disfrutado y me han hecho tomar una larga pausa algo llena de miedo para elegir el próximo libro. ¿Clásico o contemporáneo? ¿Literatura masculina o femenina? ¿En español o en inglés? Siento que ha sido una lección para cambiar de parecer: La vida es tan corta y existen tantos milones de libros que haría bien en quedarme con los que resuenan conmigo, en vez de obligarme a terminar los que no, por ejemplo:

El Lobo Estepario, Herman Hesse. Hay espejos en los que es insoportable mirarse, y con éste en particular el instinto que me dice que si me acerco mucho al fuego, se me van a derretir las alas. Terminé el libro, pero siempre tuve el temor de desencadenar depresiones. El final me dejó algo desconcertada; a lo mejor algún día le doy una relectura a ver si encuentro otra interpretación.

El Péndulo de Foucault, Umberto Eco. Las referencias al Kábala, los símbolos, anécdotas y citas medievales francamente se me escaparon de las manos. Después de terminar el libro me encontré varias críticas que llamaban a El Péndulo de Foucault uno de los libros más esquivos de la literatura contempóranea. Otras críticas dicen que el libro es una burla, una protesta, tal vez un manifiesto personal. Me parece que nadie sabe. ¡Ah, el alivio de las masas! Yo por mi parte me quedo con El nombre de la rosa...

Fin de Viaje, Virgina Woolf. Me alegré mucho al toparme con Mr. y Mrs. Dalloway en el barco que zarpa de Londres a la ficticia Santa Marina en Brasil. Algunos diálogos son deliciosos al tocar el tema del sufragismo y el lugar de la mujer en la sociedad. Sin embargo, una vez que el barco llega a Santa Marina la mayoría de los personajes desaparece, cortando de golpe la dinámica desarrollada hasta entonces.  De pronto me encontré leyendo sobre un hotel y un sinfín de rostros, sin trama definida, y aunque la terminé, no sé exactamente a dónde iba esta novela...

Después de estos tres, dejé por la mitad: 

La vida, instrucciones de uso, Georges Perec. La idea de describir la vida a través de los objetos parace genial, hasta que el lector está en plena mudanza y ya tiene más que suficiente con sus propios objetos. A lo mejor agarré este libro en mal momento más que nada. ¿Tal vez otro día?

Dr. Zhivago, Boris Paternak. Con lo que me fascina la Revolución Rusa, y con lo que me alegró reconocer citas a Dostoievski (uno de mis autores favoritos), me desesperé con el tren que pasa por kilómetros y kilómetros de nieve y parece no llegar nunca...

En fin, he cambiado de parecer. No me obligo. Y se siente bien tener esta libertad.

10 comentarios:

  1. La cuestión es disfrutar con la lectura sin sentirse obligado a nada, los gustos de los críticos solo son una guía para orientarnos.
    Besos.

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    1. Es cierto que necesito recordar que leer no es un deber. En cuanto a las críticas, tiendo a leerlas sólo después de leer el libro porque no me gusta sentirme predispuesta al hacerme expectativas :o

      Abrazos!

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  2. Tal cual! No hay que obligarse.
    Tengo cuatro libros sin terminar, dos sin empezar y sigo mirando por las librerías qué comprar?
    Viendo tu lista me doy cuenta que no soy muy de clásicos. Ni títulos ni escritores.
    Besos!

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    1. Ah, Dana, justo ahora estoy interesada en uno de los retos literarios de otro blog, no porque sea muy adepta a ellos sino porque siento que necesito perder el miedo a la literatura contemporánea. Mira que así fue que llegué a Murakami :)
      Antes era más rígida aún y leía un libro a la vez. Ahora siempre tengo algunos por ahí, más compro otro por allá...

      Besitos.

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  3. debido a que extraje algunos párrafos de ciertos libros para mi post "la muerte in (more of) 100 citas") ahora me veo en la obligación moral de leerlos. ya terminé de leer "casas muertas" del venezolano miguel otero silva de fácil lectura y ahora voy por la página 52 de "coronación" del chileno josé donoso. haciendo fila se encuentra juyungo del ecuatoriano adalberto ortiz.

    los tres son libros que se dedican a desarrollar una historia lineal de fácil lectura que uno termina disfrutando.

    muy interesantes los libros que nos das a conocer.

    saludos.

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    1. Draco, he publicado un par de posts aquí sobre Otero Silva, que es muy ameno de leer, pero no he llegado a Casas Muertas. Ojalá te guste, es uno de sus libros más conocidos :) ¿Me perdí tu post? Creo que es un tema que recordaría, ya voy a mirar!

      Abrazos!

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  4. Dale fuerte a Amelie Nothomb, Feliz año nuevo!!

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    1. Estupor y Temblores tiene buena pinta. La mantendré presente, creo que necesito algo de humor.

      Saludos!

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  5. Genial la frase de Daniel Pennac, además de que me gustan mucho sus ideas.
    Con respecto a las lecturas me pasaba lo mismo, no podía dejar un libro sin terminar. Hasta que comprendí lo mismo que vos, la vida es corta y hay demasiados libros por leer.

    Con El lobo estepario me pasó lo mismo, aunque me encantó Armanda, qué personaje, tan bello y fatal! y el final es inevitable, porque son las etapas del autor, siempre creí que alguien debería animarse a cambiarlo, aunque sea por jugar.

    El péndulo de Foucault lo llevé bien, pero no me hizo ni fu ni fa.
    Los otros no los leí y ya sé que no los voy a leer...

    Besos!!

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  6. El tiempo es muy pocos y los libros demasiados.
    Si algo no me atrae a la primera, no me atrapa, o directamente es malo, pues lo dejamos y buscamos otra cosa. La literatura basura lo invade todo cada vez más, hay que estar preparados.

    Suerte,

    J.

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