miércoles, 2 de abril de 2014

Renuncia

No es como decir la muerte,

al contrario,

la renuncia es vida bruta:

un aguacero tropical
que despierta al cansancio,

la mordida salvaje de un animal
que nos deja un temblor febril.

Toca ceder el paso,
entrar por el aro amorfo de la verdad:

Los trenes no andan, ¡anidan!

¡Vuelan los peces!

¡Se nos acaba la guerra!

Toca dar el brazo a torcer,
el cuerpo un desnudo impuro de líneas
el alba un anuncio incuestionable.

Tiene ojos de locura,
la renuncia,
y tiene su sombra,

una sombra que se me ha perdido
fundida en la noche de un sueño ajeno,
entre las luces apagadas de una casa que duerme sola.

8 comentarios:

  1. ¿Cuándo decidimos izar bandera blanca a la vida?¿Cuándo decidimos que es la última batalla, que hemos perdido? La renuncia supone una acción drástica, no es estática, el vacía llega luego. Un beso taty :)

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    1. Hmmm... al contrario, en este poema estaba tratando de ilustrar bajar esa misma bandera blanca, izada por mucho tiempo. Me parece que esta vez me he quedado en la intención :o

      Besos!

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  2. Me identifico con eso de "entrar por el aro amorfo de la verdad" es la única renuncia que he vivido, por otra parte, soy terca a morir, taty.
    Todo un placer leer tus poemas.

    Abrazos.

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    1. Beatriz, esa es la línea que generó el resto del poema :) A veces para agarrarnos de eso último y negarnos a morir tenemos que ajustar algunas verdades. Al final cada quien siempre tiene la suya, he ahí que el aro en realidad no tiene forma.

      Te digo como a Yossi, trataba de plantear una renuncia a la inacción, pero creo que esta vez no me ha quedado! :D

      Un beso.

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  3. hola Taty, recién visito por aquí... me gustan mucho tus poemas y la sensación de frescura al mirar tu blog...

    un cariño!

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  4. Hola Mónica, bienvenida al blog!

    Gracias por tus comentarios, un abrazo :)

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