miércoles, 6 de julio de 2016

La Mujer Rota, Simone de Beauvoir

Leer a Simone de Beauvoir siempre me produce un dejo vagamente doloroso ante las verdades que resultan incómodas. Esta vez la escritora las deja expuestas en el formato de ficción de La Mujer Rota, una colección de tres relatos sobre mujeres que tienen en común haber fabricado su identidad total o parcialmente en torno a la familia. ¿Cuáles son las consecuencias del desmoronamiento de la habitación donde colgamos nuestros espejos?

La Edad de la Discreción es el relato de una mujer madura que se enfrenta al síndrome del nido vacío y las decisiones tomdas por su único hijo ahora en edad adulta. En pocas páginas De Beauvoir desarrolla la dinámica de esta familia que cambia de forma con la llegada y la partida de sus miembros, y a través de su personaje principal la autora le da voz a varias reflexiones sobre la carrera profesional, la vida intelectual, nuestras expectativas de otros y viceversa, y nuestra percepción del tiempo a medida que envejecemos. Lo más punzante de esta historia fue mi incapacidad de indentificarme con el personaje, pensando en esa etapa de mi vida como algo lejano, casi abstracto, y entonces leer: "Es el destino común de todas las madres, ¿pero quién encuentra consuelo en decir que el suyo es un destino común?"

¡Ay!

En El Monólogo la angustia sube de tono y nos encontramos con una mujer casi sumida en la locura: son oraciones separadas sólo por punto y seguido, sin comas ni otros signos de puntuación. Se lee sin muchos respiros y el efecto es caer en la vorágine de ideas, sin tiempo para digerirlas. Se siente lo que ocurre, eso es todo. El tema es bastante espinoso y probablemente es sabio no dar muchos detalles de la historia; el shock al lector es parte de la experiencia. Siendo yo misma una fiel a muerte a mis diarios, me impactó mucho leeer: "Qué cosa tan extraña son los diarios: las cosas que omitimos son más importantes que las que escribimos."

¡Ay, ay!

En cuanto a La Mujer Rota ya las cosas se vuelven personales y me resulta imposible hacer una referencia imparcial; el relato para mí fue la cumbre del horror por tocarme una fobia profunda. Pronto se llega al tema del desamor y somos testigos del impacto que sufre la vida de Monique. Surgen las dudas sobre la propia persona y las capacidades emocionales e intelectuales del personaje; surgen las comparaciones y las culpas. A la agonía de este monólogo mental se añade la dinámica de la vida que continúa, además del comportamiento que asume Monique frente a su situación: "¿Por qué? Me golpeo la cabeza contra las paredes de este callejón sin salida. ¡No puedo haber amado a un miserable por estos veinte años! (...) Este amor entre nosotros era real, sólido, indestructible como la verdad, sólo que pasó el tiempo y yo no me di cuenta: ha sido el río del tiempo, la erosión causada por la corriente del río. De eso se trata; ha sido una erosión de su amor por el fluir del tiempo, pero por qué no del mío también en todo caso?"

¡Ay, ay, ay!

A pesar de los ayes (o tal vez debido a ellos) creo que la verdadera literatura es capaz de hacernos reflexionar sobre ciertas realidades de vez en cuando, y nos hace replantearnos ideas y descubrir otras. En este sentido La Mujer Rota, a pesar de su prosa directa y la crudeza de sus temas es un libro que toda mujer debería leer.

6 comentarios:

  1. Lo tendré en cuenta, aunque no sea fémina, puede ser interesante leer esta aproximación a la visión femenina de la familia.
    Un saludo.

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  2. creo que las ideas de simone de beauvoir han quedado naturalmente desfasadas por el paso del tiempo debido a los avances tecnológicos (léase internet), con sociedades nihilistas (ateas, apolíticas, etc), consumistas (capitalismo salvaje), que viven de apariencias (sólo hay que ojear el facebook para comprobarlo), solitarias (llenan su vida con sus propios intereses donde los intereses del "otro" quedan excluidos); y que a pesar de todo persiguen metafísicamente los viejos ideales de amor y vida en pareja que raramente llegan a buen término porque todos están en la búsqueda de lo nuevo, de la juventud eterna y de la pasión revivida con diferentes personas.

    saludos

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  3. Me parece familiar, debo haberlo leído en los años de apogeo del existencialismo, es decir el mío, solo recuerdo que el único libro de Simon que tengo ganas de leer otra vez es Los Mandarines, me gusta más así. Sus diarios son entretenidos, De vez en cuando Simon se permitía ser feliz en sus diarios.

    Saludos.

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  4. Este blog tiene mucha miga...Saludos, Taty.

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  5. ay, ay ay! voy a tener que ser muy juiciosa y hasta buscarme el estado de ánimo para ponerme a leer este libro taty querida

    :(

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  6. Lo leí, hace mil años.
    Mi mamá lo tenía en su biblioteca, recuerdo que había que leerlo, como El retrato de Dorian Grey o El último tango en Paris. Esas cosas que debes hacer a cierta edad. Y volver a hacer unas décadas después porque entendes otras cosas.

    No me acuerdo mucho, no se por qué. Debe ser porque devoraba libros, había mucho tránsito en mi mesita de luz...ja!
    Besos!

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