lunes, 18 de agosto de 2014

El barón rampante, Italo Calvino

Abrí este libro sin informarme sobre el tema, a propósito. Quería dejarme sorprender. El título del barón rampante le sugirió a mi imaginación la historia de un hombre corrupto, acostumbrado al abuso de poder. ¡Qué grata sorpresa encontrarme con el personaje del pequeño Cosimo, primogénito del Barón de Ombrossa! Airado a los doce años por las fechorías de su hermana Battista, este niño decide trepar a un árbol en protesta, y la historia toma su curso cuando Cosimo anuncia que nunca volverá a pisar tierra y se mantiene fiel a su palabra.

La narración, hecha por su hermano Biaggio, le da a la novela un matiz único, lleno de la ternura de un amor fraternal que me cautivó. La prosa de Calvino es rica y dinámica; los pasajes que describen el bosque, este o aquel árbol se extienden justo lo suficiente y ocurriendo más de una vez a lo largo del libro, son un telón de fondo exquisito e imprescindible a la historia.

Son muchos los personajes que pasan por la vida de Cosimo y le acompañan en aventuras que incluyen su impecable educación durante la adolescencia, asaltos de piratas, amistades con forajidos  y los tiempos difíciles de la revolución francesa. Un personaje que merece atención especial, sin embargo, es la amazona Viola, por la fuerza de su presencia, su compleja naturaleza y sus punzantes diálogos. Los sentimientos que despierta en Cosimo dan paso a uno de mis pasajes favoritos en todo el libro.

Muy personalmente se me antojó que la vida de Cosimo en las alturas de los árboles, separado del resto de los humanos con los pies en la tierra, es una alegoría a los valores humanos (casi espirituales) y la renuncia que se requiere para alcanzarlos. No en vano el barón permanece dulcemente ingenuo y sus acciones van orientadas hacia el bien de la comunidad por encima del suyo. Es un libro hermoso, tierno, que me deja una vaga esperanza no sé de qué, talvez de que el mundo siempre puede ser mejor. Muy recomendable.

De los retos Serendipia Recomienda y Leyendo a los Clásicos.