domingo, 7 de julio de 2019

Memoria del fuego, Eduardo Galeano

Esta es una de las lecturas más enriquecedoras que he tenido últimamente.

Nunca he sufrido de patriotismo ni orgullo de raza, y creo, de hecho, que mal entendidos como tienden a ser, forman parte de los grandes males de la humanidad. Pero he experimentado una exquisita fascinación con la trilogía de Memoria del fuego de Galeano: la Poesía de los colores, los sonidos y los nombres le dan vida a los pergaminos muertos de la Historia. Los hilos sueltos de fechas, lugares y protagonistas quedan entretejidos para mostrar un telar hermoso y coherente de América Latina, cosa que no he visto lograda antes en mis libros sobre el tema. Dos cosas hacen de esta trilogía una aproximación única, que la hace memorable: la estructura y el tono.

En cuanto a estructura, la Memoria del fuego está escrita en orden cronológico, con cada libro abarcando uno o dos siglos, pero hasta aquí llega su parecido con otros textos sobre historia. Cada libro está dividido en capítulos que solamente indican el lugar -una ciudad, una montaña, un valle, una iglesia, una calle- y el año del acontecimiento a ser narrado a grandes rasgos, resultando en una cadena que demuestra el inmenso parecido entre nuestras naciones. Cada capítulo es corto, cortísimo, y puede ir de unas pocas líneas a un máximo de dos páginas, haciendo la lectura dinámica.

El tono es rico y variado, y cada historia tiene el género que le pertenece, pasando por la tragedia, la comedia, el ensayo, la poesía. Se habla de religión y naturaleza, de política y rebeliones, de hombres y mujeres que se bajan del peldaño del heroísmo o el colectivo para convertirse en seres humanos que sufren, ríen, causan vergüenza o son un canto a la esperanza. A veces incluso tuve la sensación de estar escuchando a mi abuela en su casa en el campo, contándome una historia de su infancia.

Otro punto notable es que Galeano incluye pasajes relativos a Norteamérica; primero por compartir un pasado de gentes violentamente despojadas de su tierra y su cultura; y segundo por convertirse gradualmente en el gigante que explota y exprime al sur, y aún así tiene habitantes que luchan por las mismas cosas. He aquí un capítulo de cada libro:

I. Los Nacimientos
1531, Ciudad de México: La Virgen de Guadalupe

"Esa luz, ¿sube de la tierra o baja del cielo? ¿Es luciérnaga o lucero? La luz no quiere irse del cerro de Tepeyac y en plena noche persiste y fulgura en las piedras y se enreda en las ramas. Alucinado, iluminado, la vio Juan Diego, Indio desnudo: la luz de luces se abrió para él, se rompió en jirones dorados y rojizos y en el centro del resplandor apareció la más lucida y hermosa de las mujeres mexicanas. Estaba vestida de la luz que en lengua náhuatl le dijo: “Yo soy la madre de Dios.”

El obispo Zumárraga escucha y desconfía. El obispo es el protector oficial de los Indios, designado por el emperador, y también el guardián del hierro que marca en la cara de los indios el nombre de sus dueños. Él arrojó a la hoguera los códices aztecas, papeles pintados por la mano del Demonio, y aniquiló quinientos templos y veinte mil ídolos. Bien sabe el obispo Zumárraga que en lo alto del cerro Tepeyac tenía su santuario la diosa de la tierra, Tonantzin, y que allí marchaban los Indios en peregrinación a rendí culto a nuestra madre, como llamaban a esa mujer vestida de serpientes y corazones y manos.

El obispo desconfía y decide que el Indio Juan Diego ha visto a la Virgen de Guadalupe. La Virgen nacida en Extremadura, morena por los soles de España, se ha venido al valle de los aztecas para ser la madre de los vencidos."

II. Las caras y las máscaras
1818, Campamento de Colonia: La guerra de los de abajo

"Ya es puro pueblo desnudo la tropa de Artigas. Los que no tienen más propiedad que el caballo, y los negros, y los indios, saben que en esta guerra se juega su suerte. Desde los campos y los ríos, acometen a lanza y cuchillo, en montonera, al bien armado y numeroso ejército del Brasil; y en seguida se desvanecen como pájaros.

Mientras tocan a degüello los clarines en la tierra invadida, el gobierno de Buenos Aires difunde propaganda dirigida a quienes tienen bienes que perder. Un folleto firmado por “El amigo del Orden” llama a Artigas un genio maléfico, apóstol de la mentira, lobo devorador, azote de su patria, nuevo Atala, oprobio del siglo y afrenta del género humano.

Alguien lleva los papeles al campamento. Artigas no desvía la mirada del fogón:

-Mi gente no sabe leer -dice."

III. El siglo del viento
1976, Libertad: Pájaros prohibidos

"Los presos políticos uruguayos no pueden hablar sin permiso, silbar, sonreír, cantar, caminar rápido ni saludar a otro preso. Tampoco pueden dibujar ni recibir dibujos de mujeres embarazadas, parejas, mariposas, estrellas ni pájaros.

Didaskó Pérez, maestro de escuela, torturado y preso por tener ideas ideológicas, recibe un domingo la visita de su hija Milay, de cinco años. La hija le trae un dibujo de pájaros. Los censores se lo rompen a la entrada a la cárcel.

Al domingo siguiente, Milay le trae un dibujo de árboles. Los árboles no están prohibidos y el dibujo pasa. Didaskó le elogia la obra y le pregunta por los circulitos de colores que aparecen en las copas de los árboles, muchos pequeños círculos entre las ramas:

-¿Son naranjas? ¿Qué frutas son?

La niña lo hace callar:

-Ssshhhh.

Y en secreto le explica:

-Bobo. ¿No ves que son ojos? Los ojos de los pájaros que te traje a escondidas."

6 comentarios:

  1. Interesante, buscare el libro

    Abrazos

    ResponderEliminar
  2. el control de las vidas de las personas por la fuerza, la ignorancia o por el medio que sea para lucrar y poseer el poder es algo que parece que a la humanidad le será muy difícil librarse.

    has realizado una interesante reseña de tus lecturas.

    un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Nunca comulgué con Galeano, no le encuentro el punto a su escritura. Me resulta vacía. Mucho más que algunos best sellers.
    Será cuestión de gustos.

    Saludos,

    J.

    ResponderEliminar
  4. Yo empecé a leerlo hace poco, o mucho....depende de cómo se mire. En medio de tumultos personales la memoria del fuego se extinguió en los primeros capítulos, los encontré desconectados, pero igual, le doy otra vuelta.
    Abrazo mujer.

    ResponderEliminar
  5. La historia de América, del lado de los vencidos. Muy buena trilogía. Saludos

    ResponderEliminar
  6. Galeano es imprescindible en nuestras lecturas. Se siente tan cercano: Lo primero que le leí fue Las venas abiertas de América Latina. Cuando me hice bibliotecario del colegio Balbino García, hice traer la obra que mejor conocía de Galeano, y con las Venas abiertas, algunos profesores de sociales, entendieron que debía ser un texto básico para el tercer y cuarto grado. Y el profesor de Filosofía, lo asumió de lectura en la media.
    Eduardo Galeano, es muy particular, porque sabe ponerle a la historia y el ensayo poesía, Y sus cuentos se acogen a las luchas populares, que esa tensión popular, lo amarra a uno. Su Vagamundo y otros relatos, es de sus relatos que están a la cabecera. Y Días y Noches de Amor y de Guerra , es rector de mis lecturas para pensar. UN abrazo. Carlos

    ResponderEliminar