Este libro me atrapó desde las primeras páginas con una garra feroz. La introducción es mínima, apenas un sueño de sudor frío, tras el que la autora confiesa sin mayor ceremonia:
"Fui yo quien mató a Emerence."
Así se establece la relación entre la escritora y Emerence: la conserje y señora de servicio, una anciana enérgica, orgullosa, inquebrantable tanto en la amarga visión que profesa de la vida, como en la pasión con que la vive. Su generosa actividad no conoce límites o discriminación ni entiende de rechazo o medias tintas.
El retrato de este personaje es eccéntrico, trágico, tierno, a veces divertido, y más que todo eso, sumamente humano, porque nos llega pintado a través de la escritora y su propia visión de lo que acontece. Magduschka describe a Emerence en relación a sí misma, consiguiendo el efecto de una imagen frente al espejo: ambas figuras se mueven al mismo tiempo pero en sentidos opuestos.
A ratos interpreté el libro como una excusa para revelar la naturaleza excesivamente reservada, a veces egoísta, de la narradora. El mensaje escrito es: "Emerence hace y piensa esto", pero entre líneas se lee: "cuando yo hago y pienso lo otro". La belleza de la confrontación entre ambos personajes es que, en un acuerdo tácito, toman turnos para ceder y perdonar a la otra en nombre de una relación difícil de definir y aceptar, y sin embargo preciosa para ambas.
Notablemente en varios pasajes, Magduschka hace alusiones a sus propios secretos, que nunca quedan revelados, al contrario de los de la desafortunada Emerence.
Hacia el final del libro, a través de un solo hecho, queda planteada la compleja dinámica entre la culpa, la capacidad de perdón y las limitaciones de la naturaleza humana. Los últimos capítulos son intensos y están llenos de extremos emocionales. De alguna manera el horror y la belleza se mezclan en el final de la vida de Emerence, dándole al hecho un tono casi épico. El uso simbólico de la imagen de la pañoleta me pareció de una fuerza contundente; muy pocas veces un libro me ha conmovido al punto de las lágrimas, tanto en fondo como en forma. La puerta es un libro impecable, que llegó a mi estante recomendado por el blog de mi gurú literario, Yossi, y diría que llenó por completo mis expectativas.
Magda Szabó es también una de las autoras que he leído para el reto Serendipia Recomienda, organizado por Mónica. El libro me llegó por sugerencia de Marilú en su blog Cuentalibros.
Magda Szabó es también una de las autoras que he leído para el reto Serendipia Recomienda, organizado por Mónica. El libro me llegó por sugerencia de Marilú en su blog Cuentalibros.