viernes, 27 de septiembre de 2013

Hallazgos: Lo que el agua me dio


Lo que el agua me da no se termina. Hoy son botellas que naufragaron en esta orilla en tiempo de guerra y ahora forman parte de la exhibición del museo local.  

Para el reto semanal de fotografía de Luzia Pimpinella, "La belleza está donde la encuentres". El tema de esta semana: Hallazgos.

martes, 24 de septiembre de 2013

Lo dijo Calvino

"... no se leen los clásicos por deber o por respeto, sino sólo por amor. Salvo en la escuela: la escuela debe hacerte conocer bien o mal cierto número de clásicos entre los cuales (o con referencia a los cuales) podrás reconocer después tus clásicos. La escuela está obligada a darte instrumentos para efectuar una elección; pero las elecciones que cuentan son las que ocurren fuera o después de cualquier escuela... "

sábado, 21 de septiembre de 2013

El cuerpo

delgado de la mujer dejó una discreta estela de perfume al ponerse de rodillas. Evangelina la miró con el rabo del ojo, su boca aún presa del murmullo de las letanías. Madre de Cristo, Ruega por Nosotros, Madre de la Iglesia, Ruega por Nosotros.

Tenía una belleza exquisita; podría haber pasado por la Virgen de no ser por la alianza y los diamantes incrustados. Salvo el anillo, la mujer no llevaba joyas. Se adornaba con la pulcritud de su piel tersa, su peinado severo, sus uñas cortas y pulidas. El rosario de cuentas de cristal permanecía recogido entre los dedos más bien largos. 

Esta no es de aquí, se dijo Evangelina, satisfecha de su capacidad de observación. Buscaba con la mirada la aprobación de las otras beatas, inmutables en sus deberes religiosos y se preguntaba si la desconocida era una viuda (se le veía joven para eso), si iba a rezar (si sabría cómo), si sabía que era jueves (día de los misterios gozosos), si sabía que los ricos no caben en el reino de los cielos. Qué mujer más blanca.

Avemaría purísima, he pecado, perdóname Señor, añadió Evangelina entre el Madre admirable y el Ruega por Nosotros, recordando que estaba aquí para pagar promesa y no para juzgar al prójimo.

Pero, ¿no era una finura como rodaban las lágrimas una tras otra sin que se desfigurara el rostro de tristeza? ¿No era una finura el pañuelo de lino apagando cualquier sollozo atrevido a escaparse de aquel cuello de cisne? ¿No eran elegantes la quietud de sus hombros, los ojos obstinadamente bajos? ¿Y el vestido cortado por un buen sastre, y los zapatos sin más adorno que el cordero sacrificado para hacerlos?

Las letanías se terminaron, Evangelina se persignó y se fue al altar a encender el cirio.

Para entonces la mujer ya no estaba. Había salido ligero, sin que se le escucharan los pasos, dejando el llanto por toda oración, sin terminar su rosario, sin una palabra, sin una respuesta; se había ido con su procesión por dentro, con su perfume de jazmines y rosas y su aire de no ser de este mundo. Evangelina se compadeció y se hizo la señal de la cruz. Habría hecho una ofrenda por la desconocida. Pero sólo tenía una moneda.

martes, 17 de septiembre de 2013

Aullido y Otros Poemas, Allen Ginsberg

 Me resulta sumamente difícil ponerle una etiqueta a este libro, calificarlo, decir: me gusta, no me gusta, blanco, negro.

Aullido en particular me ha dejado una huella profunda. En parte provocó una inmensa crisis de creatividad que me dejó el tintero seco durante semanas. En parte entré en crisis moral. ¿Cómo se puede escribir poesía después de leer a Ginsberg? ¿Cómo se puede ir al supermercado, al café, a la playa, a la cama, después de leer a Ginsberg? ¿Cómo cenar, ver TV, pasar el fin de semana al aire libre? He considerarlo releerlo, pero me asusta la idea: me despierta un dragón que está bien así, dormido mientras se pueda.

Los demás poemas del libro, a pesar de tener un aura realista y brutal, tienen una intensidad y una belleza que ameritan visitas frecuentes, un espacio en la memoria, citas. Lo encuentro muy superior a Bukowski en cuanto a la riqueza de imágenes. Tengo sus girasoles en la memoria como si fueran los de Van Gogh.

Habría que leer de nuevo con traje de cirujano y hacer la vivisección. Pero, ¿se puede?

No... de Ginsberg no puedo decir más que esto.

Buena suerte a los que se atrevan.